martes, 2 de febrero de 2010

TRIAL INFANTIL: PRIMEROS PASOS (I)

LOS PRIMEROS PASOS EN MOTO

Os escribo este artículo para los que tenéis ganas de iniciar a vuestros hijos en el trial pero os asaltan dudas de cómo hacerlo, si es buen momento o no, de cómo empezar, etc.

Yo la verdad es que me hice muchas preguntas y no encontré demasiadas experiencias descritas en nuestras revistas y foros.

Os brindo mi experiencia con la esperanza de que sea útil para los que tengan la amabilidad de leerla.


Presentación y breve historia

Soy un apasionado del trial. En nuestro argot, un enfermo. Desde que a los 19 años pude comprarme mi primera moto, una 349 de segunda o tercera o cuarta mano, ¡qué más da! he vibrado practicando este deporte.

En enero de 2003 nació mi primer hijo. Desde entonces mi pasión quedó más o menos latente. Siempre ha estado viva, pero tenía otras prioridades. En 2004 vino la primera niña y en 2007 la segunda.

Mis dos hijos mayores iban en bici sin ruedecitas a los 3 recién cumplidos. La pequeña, que acaba de cumplir 2 acaba de abandonar su triciclo y empieza a montar con ruedecitas.

A los 4 mi hijo mayor ya lo hacía razonablemente bien. Nuestra gran aventura consistía en subir al Tibidabo en coche y bajar hasta Sant Cugat por en medio del bosque. Eso lo seguimos haciendo. A los dos nos encanta. El verano pasado incluso nos escapamos un día al bike park de Les Angles y fue genial.

A los 5 empezamos con el bike-trial, pero la verdad es que no le gustó demasiado. Siempre dice que a él le gusta bajar. ¡Tiene alma de free-rider!

A los 4 años dio sus primeros pasos en moto. Unos amigos nos dejaron una pequeña Yamaha PW. Siempre recordaré su sonrisa. Esa que te llega al alma. Los que tenéis hijos sabéis de que estoy hablando.

Este año, los reyes nos han hecho el regalo más esperado: ¡¡¡Al lado de un precioso Lamborghini de Ninco y de un Nissan de Slot.it nos dejaron una flamante Gas Gas Boy!!!!

No tengo claro quién es el destinatario si el chaval que la va a usar o su padre que le va a enseñar y va a compartir con él su parcela de ocio más estimada.

Primeros entrenos
Nuestra primera salida la hicimos el fin de semana siguiente al de Reyes. Un día soleado, pero gélido. Con sólo 4 grados al sol la verdad es que no era demasiado agradable.

El lugar elegido, tampoco resultó ser el mejor. Estuvimos en Mas Mimó. Yo recordaba que había un pequeño circuito en el que pensé que podría rodar bien. Con la PW empezamos rodando en un circuito y le encantaba porque al ir pasando una y otra vez por el mismo sitio iba cogiendo confianza.

La realidad es que Mas Mimó no es un buen sitio para empezar. Aunque aparentemente tiene espacios despejados, el suelo es muy pedregoso y eso a él le incomodó demasiado. El circuito tampoco tiene un buen terreno: Hay piedras y pequeñas grietas. Para un adulto pueden no tener importancia, pero para un niño de 7 años recién cumplidos es demasiado complicado.

PRIMERA LECCIÓN: No es bueno que el día sea desapacible.

SEGUNDA LECCIÓN: El terreno ha de ser lo más liso posible. Cuantas menos piedras mejor.

TERCERA LECCIÓN: El criterio no es buscar sitios fáciles, sino sitios increíblemente fáciles.

En aquél terreno vinieron también las primeras caídas. Todas caídas tontas, pero es posible que el niño se asuste. Es muy importante que tu no lo hagas. Creo que es esencial saber transmitirle confianza. Si él se cae, tú tranquilo: Sonríe y ayúdale. Tienes que convencerle de que eso es normal y que tiene que aprender a caerse.

Algo más.No sólo hay que aprender a caerse sinó también a reaccionar adecuadamente. Es muy habitual que la moto caiga sobre el puño de gas y quede acelerada. Por lo tanto, hay que insistir, mejor antes de empezar la sesión de moto en que si se cae tiene que apartarse de la moto, no ponerse nervioso y sólo después ir a apagarla.

CUARTA LECCIÓN: Protocolo de actuación en caso de caída, incluyendo ¡qué hacer si la moto se queda con el gas a fondo!

QUINTA LECCIÓN: La moto no pesa nada, sólo 42 Kgs. Yo la subo al coche como si fuera una maleta de esas que prepara mi mujer cuando nos vamos de fin de semana, pero… Mi hijo pesa 26 Kgs.

O sea, en proporción es como si yo estuviera empezando a ir en moto con una Yamaha XT. Por lo tanto, mucho cuidado. Para él pesa mucho.

Ese primer día estuvimos rodando unos 45 minutos, dando vueltas por el parquing. Fue suficiente y la verdad un poco frustrante para ambos. De todas formas, lo atribuyo al frío que hacía. A nadie le apetecería estar fuera de casa ese día.

Segunda salida: Quince días después de la experiencia que acabo de relatar, decidí salir por un sitio que nos permitiera rodar por pistas en muy buen estado y en donde el entorno fuera realmente bonito (Eso siempre ayuda). El lugar elegido fue Llinars del Vallés. Quizá mi sitio favorito.

El día no era muy frío pese a ser enero. El Montseny, en frente, todavía conservaba algo de nieve del temporal de la semana anterior y las vistas son espectaculares.

Percibía en el chaval una cierta reserva. Estaba claro que su primera salida había resultado un poco frustrante. Tenía, pues, una gran prueba por delante. Era para mí una prioridad absoluta conseguir que disfrutara.

Empezamos por un camino ancho y más o menos largo. Eso fue fundamental. En seguida cogió confianza y pronto me dedicó una de sus sonrisas mezcla de emoción, admiración y agradecimiento: ¡Se lo estaba pasando en grande! Yo también.

Le repetía en varias ocasiones que estaba pasándomelo muy bien y que para mí era un sueño cumplido poder compartir el trial, que tanto me gusta, con él.

SEXTA LECCIÓN: Es importantísimo que el niño disfrute, pero también lo es que vea que tú también estás pasándolo genial.

Tanto se animó y tan bien lo estaba haciendo que en seguida nos adentramos por los mágicos bosques de Llinars y subiendo, subiendo, conseguimos llegar al restaurante a desayunar. Un desayuno de trialero, lo cual para él fue también una novedad. Nada de leche con galletas: A las 10 de la mañana unos huevos fritos con tocino, butifarra con mongetes y un ambiente muy trialero. Durante la subida nos encontramos con el grupo con el que yo salgo normalmente y eso también fue otro factor de emoción: ¡11 motos rodando juntas! Agradezco mucho a todo el grupo la acogida que le dieron. Un nuevo piloto es un acontecimiento para todos. Esto él también lo valoró.

SÉPTIMA LECCIÓN: El ambiente cordial es fundamental. Él supo apreciar que cuando la gente sale a hacer trial se divierte mucho. Hacer cosas con gente que está contenta es muy importante.


Después de la larguísima subida, la bajada. ¡Palabras mayores! Si la subida fue pan comido, en la bajada llegaron las dos primeras caídas. Muy flojas, despacio y sin consecuencias, pero muy aleccionadoras.

OCTAVA LECCIÓN: Bajar es más difícil que subir.

Doy un salto en el tiempo. Cuando ya volvíamos a casa, en el coche, mi hijo me preguntó: ¿Por qué cuesta mucho más bajar que subir? A parte de la respuesta que le he dado, lo que me ha gustado es que él está asimilando muy rápido algunos conceptos. Lo que quiero decir es que he visto que estaba trabajando, incluso después del entreno. Si preguntaba eso es porque estaba repasando la experiencia del día. Estaba buscando una respuesta para mejorar. Quería saber por qué había cometido un fallo que le había hecho caerse. Yo diría que esto es una señal inequívoca de que le está gustando. Tiene ganas de repetir y de hacerlo mejor. Estoy feliz.


La respuesta que le he dado parece una obviedad, pero no hay que olvidarla: Haciendo trial, cuando subes apenas hay velocidad y si te caes porque la moto no sube, en realidad, el momento en que aterrizas la moto está parada o casi parada. En cambio, bajando, la cosa cambia y al haber más velocidad y por causa de la inercia, ese punto 0 no existe.

NOVENA LECCIÓN: El barro es traicionero y el freno de delante hay que aprender a usarlo muy bien. Tacto, tacto y tacto.

En una de esas caidas, la moto se ha quedado acelerada y el chaval se ha asustado un poco.

Ya le había apercibido antes de empezar de que eso podía pasar y que lo que tenía que hacer era apartarse de la moto y luego, con mucho cuidado, apretar el botón de paro. Si éste se hubiera roto, apartarse y esperar que yo llegara.

Pese a ello, esta primera vez, se ha quedado bloqueado. Ha sido capaz de apartarse pero no de apretar el botón. Da igual. En seguida, uno de nuestros amigos que iba a su lado, le ha ayudado.

No ha sido más que un susto. Le levantamos la moto, le expliqué que eso pasa a menudo. Que apartándose lo ha hecho muy bien y que se acordara de apretar el botón.

Al rato, se volvió a caer. Esta vez lo hizo perfecto: apartarse y luego buscar el botón de paro.

DÉCIMA LECCIÓN: Sin empacharle, hay que ir explicándole lo que se debe hacer en caso de caída. Ellos aprenden rápido y en seguida asimilan todo, pero la experiencia es importante. Es inevitable que se caigan y que pasen algún que otro susto.


El resto del día ha sido un placer. Incluso hemos abandonado el camino ancho para adentrarnos por un sendero de medio metro por en medio del bosque. Lo ha hecho super bien. Ni un solo incidente.

He aprovechado para hacer unas zonas y él a disfrutado mirando los progresos de todo el grupo.

Finalmente, vuelta al coche. El chaval, agotado, todavía pedía otra vuelta. He estado tentado de acceder, pero finalmente he optado por dejarle con las ganas. ¡Sabia decisión! Después de comer ya me estaba pidiendo que el próximo día fuéramos al mismo sitio que hoy.

¡Perfecto! Estamos en el buen camino.



EQUIPAMIENTO: Por supuesto, casco, botas y guantes. Yo le he comprado también una tortuga para la espalda. Da mucha seguridad. Todos sabemos que es altamente improbable hacerse daño de verdad en la espalda haciendo trial, pero esta protección te puede evitar el disgusto más grande de tu vida. Creo que me la voy a comprar hasta yo.


OTRAS ENSEÑANZAS: Yo la verdad es que aprovecho cada momento para enseñarle cosas de su moto: los amortiguadores, el carburador, la cadena, el depósito, la mezcla, limpiar la moto… Hay que tener mucha paciencia y ser muy, pero que muy didáctico y paciente. Para él todo es nuevo.

UNDÉCIMA LECCIÓN: Ellos parten de cero. No saben absolutamente nada de motos. Por lo tanto, hay que enseñarle también algo de mecánica y sobre el funcionamiento y la función de cada pieza. Mucha paciencia.


RODANDO: Cuando empezábamos con la PW cometí un error de bulto. A la tercera o cuarta vuelta ya permití que fuera delante. Él insistía en que le mirara y yo, torpe de mí, accedí.

Supongo que a muchos os ha pasado. Te lo pide el niño y se te cae la baba. Eres el primero que quieres verle.

Esa experiencia acabó bien. Ni siquiera una caída, pero en un momento dado pegó un pequeño salto. Lo justo para que las dos ruedas despegaran. Sin embargo, luego he descubierto que eso le asustó mucho.

Creo que es muy importante que vayas siempre delante del niño. Por dos razones fundamentales: La primera, que controlas su velocidad. La segunda, y esta desde el punto de vista de la instrucción, porque él puede y de hecho lo hace, fijarse en tu posición, tus movimientos, tu forma de dar gas, tu forma de flexionar, cómo tomas las curvas, cómo mueves el cuerpo, etc. Por tanto, además, hay que aprovechar para exagerar los movimientos. Así, aunque vayas por un camino más o menos ancho, al girar hay que desplazar el cuerpo y flexionar. Así él enseguida va imitándote y cogiendo la posición buena.

DUODÉCIMA LECCIÓN: Siempre, ¡siempre!, tienes que ir tú delante del chaval. Además, tienes que marcar mucho los movimientos encima de la moto porque él te va observando. Recuerda que no se puede ir bien en moto si no pones el cuerpo correctamente.


Otro aspecto en que le estoy insistiendo mucho es en la importancia de saber frenar. Hay que aprender a usar correctamente tanto el freno de delante como el de detrás.

También le estoy insistiendo mucho en la importancia de saber dar gas. Enroscar es tremendamente fácil y, además, muy tentador pues la aceleración y la velocidad son muy sugerentes y atractivas pero también muy peligrosas. Estoy haciendo mucho hincapié en que ir rápido no significa necesariamente saber ir en moto. Esto es mejor aprenderlo sin experimentarlo. Todos hemos vivido más o menos de cerca una tragedia y hay que hacer lo posible por evitar tener que pasar por ahí otra vez.

DÉCIMOTERCERA LECCIÓN: Ante todo, prudencia.


Tercera salida: El fin de semana siguiente. El chico está emocionado. El jueves ya estaba preguntándome cuando saldríamos otra vez.

Domingo por la mañana, otra vez a Llinars. Esta vez mis amigos no habían salido. Repetimos la excursión de subida. Al llegar a desayunar, ¡espectáculo! 28 motos de trial en el parking del restaurante!

Subida sin incidencias. Una pequeña caida con una reacción perfecta. Ha asimilado las lecciones de los otros días.

La Gas Gas boy tiene embrague, aunque la moto es automática. Le enseñé para qué servía pero también le dije que no tenía que usarlo de momento. A media mañana observé que estaba comprobando que si lo apretaba podía dar gas y la moto no se movía. Bien. Esta vez no hice ninguna observación. Es bueno que vaya probando cosas.

DECIMOCUARTA LECCIÓN: Hay que ir enseñándole muchas cosas, pero no hay que agobiarle. Que las oiga y las vaya asimilando.

La bajada fue impresionante. Incluso nos metimos ya por alguna semitrialera. Lo hizo fantástico.

Si en algún sitio tuvo miedo, nada de forzarle con el clásico “baja que no pasa nada”. No. Hay que bajarse de la moto y ayudarle. Sin reñirle, sin enfadarse, sin forzar. Recordad cuando empezábais vosotros. No olvidemos nunca el objetivo: Vamos en moto para disfrutar y pasarlo bien.

Mi padre siempre me decía que en la vida no había que tener prisa. Era un sabio consejo.

Al terminar, fuimos a lavar las motos. La manguera a presión también es algo divertido. Aquí también hay que enseñarle algunas cosas: A tener cuidado con los adhesivos, a que no entre agua por el tubo de escape, etc.

Hoy es martes y él ya está pensando en la próxima salida. El otro día cuando iba delante de él hice un caballito de esos largos, largos. No dijo absolutamente nada, pero hoy… la pregunta: ¿qué tengo que hacer para hacer un caballito? Vuelvo a lo mismo que he comentado antes. Esto es una señal inequívoca de que se divierte. Él va viendo lo que yo hago y tiene claro que todo eso tiene que aprenderlo.

Las salidas que hacemos nos llevan, con desayuno incluido unas 3 horas. Es bastante más que suficiente. Es importante dejarle descansar. Es una buena idea pararte a hacer unas zonas. Tu disfrutas y él descansa y aprende. Ahora bien, no olvidemos que sales en moto para enseñarle. Por tanto, el protagonista es él. Creo que si vas en moto y su experiencia es sólo acompañarte para que tu hagas zonas y él esté sentado mirando y pasando frío, en breve se va a querer quedar en casa.

DECIMOQUINTA LECCIÓN: No dejes de pensar en la forma de conseguir que tu hijo disfrute. Dicho de otra forma, tu obligación es divertirte enseñando.

Seguiré escribiendo nuestras experiencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario